jueves, 22 de abril de 2010

De leyes y deporte chatarra

Por Rafael Álvarez Cordero*

Las declaraciones de Lujambio reflejan el poco interés del gobierno por la actividad deportiva, el ejercicio físico y la salud.

Con motivo de la abundosa información sobre leyes para prevenir la obesidad, junto con propuestas para reducir el consumo de alimentos chatarra, se propuso reglamentar el ejercicio físico en las escuelas. Y en una entrevista que Sergio Sarmiento hizo a Alonso Lujambio, titular de la SEP, éste dijo, palabras más, palabras menos, que es difícil programar el ejercicio, pero “se puede dar a los niños reatas para que brinquen o pelotas o que jueguen al avión, o que hagan ejercicio alrededor de su pupitre”. Estas declaraciones son de risa loca, aunque debo decir que no tiene él toda la culpa porque sólo reflejan el poco interés del gobierno mexicano por el deporte, el ejercicio físico y la salud.

Desde los años treinta del siglo pasado existía un Comité Olímpico Mexicano, un grupo de entusiastas que hacían lo imposible por competir en los Juegos Olímpicos. En 1933 se fundó la Confederación Deportiva Mexicana. Y en 1950, por mandato de Miguel Alemán, nació el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana, Injuve, ya desde entonces dentro del organigrama de la Secretaría de Educación Pública. Luis Echeverría creó el Instituto Nacional del Deporte, Inde, y también el Consejo Nacional del Deporte.

En 1977, José López Portillo ordenó la fundación del Consejo Nacional de Recreación para la Juventud, Crea. Poco después se materializó una Subsecretaría del Deporte y, en 1981, el Consejo Nacional del Deporte. La historia sigue, con el deporte como un “juguetito” de funcionarios y vividores. En 1988 se creó la Comisión Nacional del Deporte, Conade, como órgano desconcentrado ligado aún a la SEP. Y en 2003 se fundó la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, encargada de “promover la cultura física, la recreación y el deporte en nuestro país”.

Los titulares de todas estas organizaciones, la Conade, el COM, la CDM, los presidentes y otros funcionarios de las numerosas federaciones deportivas (más de 50, entre las que se encuentran la de ajedrez, de porristas, de rodeo, de vushu, de hap-ki-do, de vabbi, etcétera) no tienen otro interés sino chupar del presupuesto sin entregar cuentas y viajar con sus familias a los eventos internacionales.

El fondo del asunto es que, para el gobierno mexicano, la salud que surge de una vida sana, con ejercicio y deporte, no es prioridad. En otros países existe una secretaría del ramo (Juan Antonio Samaranch fue titular de Deportes en tiempos de Francisco Franco), pero aquí no existe una política sana al respecto, por eso no hay interés en crear instalaciones adecuadas para niños y jóvenes, la mayor parte de las existentes son obra de los ciudadanos y, debido a ello, nos damos cuenta de que los deportistas sobresalientes son muy pocos, deben entrenar solos, no reciben apoyos e incluso son ignorados, como hace poco los campeones parolímpicos, que fueron olvidados en el Premio Nacional.

Eso explica los disparates expresados por Lujambio respecto al deporte en las escuelas. Según él, como para muchos, esa actividad no importa y, por eso, las leyes al respecto no van a servir y el deporte será también, como la comida, deporte chatarra.

*Médico y escritor

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