viernes, 26 de marzo de 2010

Premios Carlos Slim en salud

Por Rafael Álvarez Cordero*


La fortuna del hombre más rico del mundo no está ociosa; además de generar empleos y bienestar a miles de personas, destina recursos a la creación de programas sociales.

La sola mención del nombre Carlos Slim despierta sentimientos encontrados: elogios, admiración, envida y hasta rechazo. Muchos reconocen sus méritos como un individuo emprendedor y exitoso y, otros, hablando con el hígado, critican que sea un hombre poderoso. Él ascendió desde la más modesta condición hasta lograr el actual emporio conocido internacionalmente y pocos mexicanos han logrado algo similar.

Pero la fortuna de Carlos Slim no está ociosa porque, además de generar empleo y bienestar a cientos de miles de individuos en sus múltiples empresas, destina una muy considerable cantidad de recursos a programas sociales sin paralelo en la historia de México, lo que no se conoce o se conoce muy poco.

El Instituto Carlos Slim de la Salud fue creado en 2007 como una organización social sin fines de lucro, participa en la solución de problemas de ese ámbito tanto en México como en el resto de América Latina y tiene 12 programas cuyo solo nombre es significativo: Amanece, dedicado a la reducción de la mortalidad infantil; Vive Sano, para la prevención y atención integral de enfermedades crónicas; Casalud, que crea clínicas de primer contacto; En Línea con tu Salud, para el aprovechamiento de las tecnologías de telecomunicación; Comunicación Educativa en Salud, que fomenta el autocuidado de la persona; Hogar Saludable, que alienta mejoras de condiciones de salud domésticas. Además, ha propuesto iniciativas globales: Medicina Genómica, Observatorio de Salud, Iniciativa Mesoamericana de Salud Pública, así como fondos de inversión para proyectos externos, becas con el fin de formar capital humano, y los premios Carlos Slim de Salud, que fueron entregados hace dos días.

El de la Trayectoria en Investigación fue otorgado al doctor Jean William Pape, de Haití, en reconocimiento por toda una vida dedicada al combate a la mortalidad infantil (que logró disminuir 50%), así como a la atención de pacientes con sida en los Centres Gheskio, reconocidos mundialmente.

El dedicado a la Institución Excepcional fue concedido al Centro de Estudios de Aptitud Física de São Caetano (CELAFISCS), Brasil, por la promoción de la actividad física como uno de los métodos para contrarrestar la obesidad y disminuir los riesgos a la salud.

Y en este año hubo un Reconocimiento Especial para el doctor Octavio Ruiz Speare, cirujano e investigador mexicano que creó aquí los cursos de atención a individuos accidentados (ATLS), lo que ha permitido que miles de heridos recuperen su salud.

Cuando vemos que los dineros de nuestros impuestos sirven para que una lideresa compre bolsas de 70 mil pesos, un líder ostente unos relojes de 50 mil dólares y que cientos más den ejemplo de dinero mal empleado: vehículos blindados, casas, yates, joyas, etcétera, es saludable constatar que un individuo que ha conseguido crear un consorcio exitoso tenga la sensibilidad social para proceder con largueza y destinar miles de millones de pesos a programas y proyectos tendientes a generar salud en muchas regiones de México y del resto de América Latina.

*Médico y escritor

viernes, 19 de marzo de 2010

Estamos en guerra

Rafael Álvarez Cordero*

El desorden y el caos que vivimos en México me recuerda la campaña de Napoleón en Rusia.

Me dio grima y pena ajena ver al Presidente, muchos de sus secretarios, funcionarios de las procuradurías, al gobernador de Chihuahua, al presidente municipal de Ciudad Juárez, y demás, en el foro Todos Somos Juárez (¿a quién se le ocurrió tal nombrecito?), hablando con solemnidad operística del siglo XIX, ¡y enumerando los éxitos de la campaña contra los delincuentes!, en este mes en que como nunca ha habido asaltos, robos, secuestros, asesinatos de civiles. ¡Vaya ridiculez y desvergüenza!

Porque, en lugar de hacer foros como ése, sólo para la foto, tanto Felipe Calderón como todo su gabinete y los miembros del gobierno deben reconocer que estamos en guerra.

Es una guerra que no comenzó en este sexenio, pero que Felipe Calderón escaló cuando, sin una estrategia previa, involucró al Ejército Mexicano para luchar contra los delincuentes que se han apoderado del país.

Su estrategia fue equivocada porque, al hacerlo, dejó a un lado los más de dos mil cuerpos policiacos del país y olvidó involucrar a los gobernadores y a los presidentes municipales. El desorden y el caos que vivimos me recuerda la campaña de Napoleón en Rusia, en donde por falta de previsión fue derrotado, no por los rusos, sino por el clima.

Estamos en guerra, lo primero que todo estratega debe hacer es saber con qué cuenta.

Hoy Felipe Calderón no cuenta con los miembros de la policía, porque cientos o miles de ellos son corruptos y están en la nómina del narco. Tampoco con los gobernadores y los presidentes municipales, que se han hecho a un lado cuando llega el Ejército. No cuenta con los legisladores, que en tres años no han podido poner en vigor las leyes que se necesitan para poder enfrentar a la delincuencia.

Así no se puede, estamos en guerra y foritos como el del martes no llevan a nada. Por eso las justas recalamaciones de los habitantes de Ciudad Juárez.

La única manera como podrá —podremos— hacer frente al más grave problema que ha tenido el país es atacando todos los frentes de esta guerra, veamos:

Es urgente que la labor de inteligencia del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Cisen, funcione, no para espiar a los enemigos políticos, sino para saber dónde está realmente el enemigo; es urgente que, junto con las autoridades de Estados Unidos, se frene el tráfico de armas que tiene ahora proporciones incalculables.

Es urgente hacer una labor de depuración y eliminar a los policías y a los funcionarios corrompidos; que los jueces venales sean separados de su cargo para que ya no liberen a los hampones.

Es urgente unificar las policías, así como cerrar la llave del dinero, decomisar e incautar las cuentas de los delincuentes.

Además es urgente decidirse, pero ya, a despenalizar el consumo de la mariguana: 70% del tráfico es de eso y, al despenalizar su uso se caerá parte del mercado y los delincuentes perderán sus enormes ganancias.

Estamos en guerra, vivimos peor que en Irak, esto no puede seguir así.

*Médico y escritor

jueves, 11 de marzo de 2010

Papelito habla

Rafael Álvarez Cordero*

Paredes negó una y otra vez el acuerdo firmado con Nava, pero terminó por aceptar, ante Adela Micha, la existencia del documento.

Se dice con frecuencia que “papelito habla”, pero el “papelito” que se firmó en algún secreto lugar el 30 de octubre pasado no sólo habla, grita y, sin duda, será histórico.

El papelito habla de dos presidentes de partido político. Beatriz Paredes y César Nava. De Beatriz confirma que toma decisiones sin avisar a sus compañeros (para eso es jefa), le importa un bledo la ley electoral, tiene una debilidad sentimental por Enrique Peña Nieto y quiere arroparlo y protegerlo desde ahora, ignora a los otros posibles candidatos, como Manlio Fabio Beltrones y, en eso de hacer acuerdos, es una chucha cuerera, porque logró que el documento precise que no habrá alianzas contra el PRI, pero sin ofrecer nada a cambio.

Mentirosa, Beatriz negó una y otra vez el citado acuerdo, se burló de Joaquín López-Dóriga y, finalmente, aceptó ante Adela Micha que sí, el papelito existía y lo había firmado.

El papelito dice que César Nava —me niego a llamarlo Pinocho, porque ese es un muñeco inteligente y capaz— mostró que puede ser presidente de la Sociedad de Alumnos de la Secundaria Rural “Vicente Nario”, pero no del PAN; ofreció no hacer alianzas sin pedir nada a cambio, firmó el documento sin consultar a su jefe, ocultó a sus compañeros legisladores lo que había hecho y, como Beatriz Paredes, mintió una y otra vez, para al final enseñar el papelito ante los medios.

Papelito habla y sigue hablando: el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, no se comportó como tal, su cargo no aparece en el documento, fue un testigo casi anónimo, alguien al que se le pide su firma como simple formalidad; sabiendo que el asunto iba a estallar y, como no estaba de acuerdo con las alianzas, quiso curarse en salud y renunció al Partido Acción Nacional, pero su destino ya está decidido.

A su vez, Enrique Peña Nieto no quiso estar presente, y fue uno de sus lacayos, Luis Enrique Miranda Nava, quien obedeció al jefe y firmó, también sin escribir su cargo.

En relación con Enrique Peña Nieto, el papelito muestra que el gobernador más presidenciable tiene temores infantiles, pesadillas en las que ve que algo imprevisto desbarranca su camino a Los Pinos. El acuerdo que se promovió pretendía blindarlo, pero lo desnudó.

Papelito habla también de otros personajes, en especial del presidente Felipe Calderón que, si supo del asunto, actuó mal y, si no lo supo, pues vive en Babia, el paraíso de Nunca Jamás.

Todo este bochornoso incidente, un acuerdo en lo oscurito que viola la Constitución, las leyes electorales, las reglas parlamentarias y sobre todo la inteligencia, habla de que ésa, y muchas otras acciones que no conocemos, confirman que nuestros políticos cometen, sin empacho, acciones ilegales, inmorales y estúpidas.

Y cuando mi indignación llega al encabronamiento, leo un artículo de Arturo Pérez Reverte (www.perezreverte.com) sobre los políticos y legisladores españoles: ineptos, incultos, ignorantes, flojos, abusivos, pedantes, ostentosos, sin escrúpulos, alejados de la realidad, y me pongo a pensar, ¿cuándo podremos acabar con ellos?



*Médico y escritor

jueves, 4 de marzo de 2010

Gorda

Rafael Álvarez Cordero*


La obra del polémico autor Neil Labute aborda un tema por demás interesante y de vanguardia.

Se estrenó en México la obra Gorda, del polémico autor Neil Labute, cuyo genio y creatividad para abordar los rincones más oscuros de la naturaleza humana lo han consagrado tanto en cine como en teatro.

Él mismo fue gordo, con más de 140 kilos, y seguramente algo de sus vivencias personales se refleja en esta interesantísima obra.

Tomi (Héctor Suárez Gomís) es un joven galán que encuentra casualmente a Helena (Mireia Gubianas), una hermosa muchacha llena de energía, alegría, simpatía… y kilos.

La relación que se establece entre ellos es cada vez más intensa y ambos la disfrutan plenamente.

Pero no están solos, porque una de las múltiples ex novias de Tomi y un amigo de toda la vida se enteran del romance y expresan con sus palabras y sus acciones sus fobias y filias, lo que convierte la relación de él y Helena en algo por lo que vale la pena ver la obra.

El problema de la obesidad es el tema obligado de los expertos en salud, el de conversación y preocupación en las familias, en tertulias, clubes deportivos, los espectáculos, y en todos lados, porque la obesidad es la segunda causa de muerte evitable en el mundo, después del tabaquismo.

Los programas de educación para la salud no han logrado superar a los programas de promoción y venta de alimentos chatarra, y hoy la obesidad es un motivo de gran preocupación en todas partes.

Vaya ironía de este siglo, cuando contamos con todo lo necesario para vivir sanos, vemos que millones de seres humanos mueren por hambre y, millones más, a causa de la obesidad.

Pero el problema de Tomi y de Helena no es la enfermedad. Ella es una obesa sana, el problema consiste en que la sociedad se niega a considerarla una persona normal, es una “gorda”.

La palabra gordo nació en el siglo XI, derivada del latín gurdus, que significa lerdo, tonto, lento, obeso, y desde entonces la palabra es adjetivo, pero también ofensa.

Todos hemos dicho, de alguien que nos molesta, “me cae gordo” y, lo entendemos, hay que alejarse de él.

En la escuela al niño gordo le ponen apodos que durarán toda la vida; en la juventud es rechazado, en el trabajo lo relegan y, en todos lados, el gordo no tiene cabida, literaria y literalmente hablando.

En el arte, el gordo es el tonto, el que recibe los pastelazos o hace el ridículo. Recordemos a Laurel y Hardy, Viruta y Capulina, Tin-tan y Marcelo, Panseco y Gamboa, al Señor Barriga y tantos más

Y en esta sociedad obesofóbica vive Helena, mujer cálida y sensual, pero “gorda”, y sus vivencias y lo que nos comunica es lo que hace a esta obra digna de ser vista y admirada.

La discriminación tiene muchas caras, una de ellas, cada vez más notoria en nuestra sociedad, la discriminación al obeso.

Felicitaciones a Morris Gilbert, Daniel Veronese, a los actores y en especial a Mireia Gubianas, quien, después de triunfar en Barcelona y Buenos Aires, nos deleita con su espléndida actuación.

Y usted, estimado lector, ¿qué piensa de los gordos?



*Médico y escritor