viernes, 21 de mayo de 2010

Obesidad en el Senado

Por Rafael Álvarez Cordero*

Los legisladores realizaron un Foro para abordar el tema de las personas que no reciben la atención necesaria por el sobrepeso.

Que la obesidad de la población mexicana es un grave problema de salud no es novedad. Que el exceso de peso matará prematuramente a muchos adolescentes no es novedad. Que las discusiones interminables sobre ese problema están saturando los medios de comunicación no es novedad. Pero que un grupo de legisladores legítimamente preocupados convoquen a un foro para hablar de acciones concretas en relación con la obesidad mórbida, obesidad mortal, eso sí es novedad.

En efecto, por instancias de María del Socorro García Quiroz, de la Cámara alta, fueron convocados senadores y diputados, para analizar qué está pasando con esos individuos obesos que sufren hipertensión, diabetes, problemas pulmonares, infartos del miocardio, lesiones de huesos y articulaciones, etcétera, y que, sorprendentemente, no reciben la atención necesaria para sus males.
Presididos por la senadora María de los Ángeles Moreno Uriegas, acudió un buen número de legisladores, entre quienes destacan Rodrigo Reina Liceaga, Carlos Alberto Ezeta Salcedo, José Luis Marcos León y otros, y escucharon del doctor Miguel Herrera un relato pormenorizado de la terrible situación de enfermedad, achaques y limitaciones de los grandes obesos y de los excelentes resultados que se obtienen con una buena cirugía.

Los avances en este sentido superan todo lo imaginable. Apenas hace 40 años, cuando comencé a hacer cirugía para los obesos, estas técnicas eran tabú, repudiadas por los internistas, las criticaban los cirujanos, no las conocían los enfermos, y había cierta razón: eran difíciles, la hospitalización, larga, y la convalecencia, también.

Hoy, en cambio, se realizan en todo el mundo más de 250 mil operaciones al año, con excelentes resultados, alivio del peso, corrección de la diabetes y la hipertensión y, sobre todo, mejoría extraordinaria de la calidad de vida del enfermo.

El doctor Herrera señaló la necesidad de que el Estado se aboque a cubrir los costos de esta cirugía, como ocurre en otros países.

Yo por mi parte abundé en el tema, al señalar que un programa integral contra el sobrepeso y la obesidad deberá involucrar de manera total a las autoridades y a la población, porque la obesidad comienza en casa, se genera en la infancia, se asienta en la adolescencia y enferma y mata a miles de mexicanos cada año. Precisé, como lo dijo el doctor Herrera, que la cirugía es la única solución para quien tiene un gran exceso de peso pero que, a diferencia de lo que sucede en otros países, en donde el gobierno o las compañías de seguros pagan los gastos de estas operaciones, en México esto no ocurre a pesar de que lo hemos solicitado a las autoridades de Salud y a la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).

Esta discriminación, comenté, debe terminar y, gracias al entusiasmo de los legisladores, creo que pronto se podrán generar leyes y convenios para que el gobierno y las compañías de seguros paguen estas operaciones, en beneficio de los muchos miles de enfermos obesos.

Hablar de cirugía de la obesidad en el Senado fue una grata experiencia y, sí, una novedad.


*Médico y escritor

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