Rafael Álvarez Cordero*
Paredes negó una y otra vez el acuerdo firmado con Nava, pero terminó por aceptar, ante Adela Micha, la existencia del documento.
Se dice con frecuencia que “papelito habla”, pero el “papelito” que se firmó en algún secreto lugar el 30 de octubre pasado no sólo habla, grita y, sin duda, será histórico.
El papelito habla de dos presidentes de partido político. Beatriz Paredes y César Nava. De Beatriz confirma que toma decisiones sin avisar a sus compañeros (para eso es jefa), le importa un bledo la ley electoral, tiene una debilidad sentimental por Enrique Peña Nieto y quiere arroparlo y protegerlo desde ahora, ignora a los otros posibles candidatos, como Manlio Fabio Beltrones y, en eso de hacer acuerdos, es una chucha cuerera, porque logró que el documento precise que no habrá alianzas contra el PRI, pero sin ofrecer nada a cambio.
Mentirosa, Beatriz negó una y otra vez el citado acuerdo, se burló de Joaquín López-Dóriga y, finalmente, aceptó ante Adela Micha que sí, el papelito existía y lo había firmado.
El papelito dice que César Nava —me niego a llamarlo Pinocho, porque ese es un muñeco inteligente y capaz— mostró que puede ser presidente de la Sociedad de Alumnos de la Secundaria Rural “Vicente Nario”, pero no del PAN; ofreció no hacer alianzas sin pedir nada a cambio, firmó el documento sin consultar a su jefe, ocultó a sus compañeros legisladores lo que había hecho y, como Beatriz Paredes, mintió una y otra vez, para al final enseñar el papelito ante los medios.
Papelito habla y sigue hablando: el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, no se comportó como tal, su cargo no aparece en el documento, fue un testigo casi anónimo, alguien al que se le pide su firma como simple formalidad; sabiendo que el asunto iba a estallar y, como no estaba de acuerdo con las alianzas, quiso curarse en salud y renunció al Partido Acción Nacional, pero su destino ya está decidido.
A su vez, Enrique Peña Nieto no quiso estar presente, y fue uno de sus lacayos, Luis Enrique Miranda Nava, quien obedeció al jefe y firmó, también sin escribir su cargo.
En relación con Enrique Peña Nieto, el papelito muestra que el gobernador más presidenciable tiene temores infantiles, pesadillas en las que ve que algo imprevisto desbarranca su camino a Los Pinos. El acuerdo que se promovió pretendía blindarlo, pero lo desnudó.
Papelito habla también de otros personajes, en especial del presidente Felipe Calderón que, si supo del asunto, actuó mal y, si no lo supo, pues vive en Babia, el paraíso de Nunca Jamás.
Todo este bochornoso incidente, un acuerdo en lo oscurito que viola la Constitución, las leyes electorales, las reglas parlamentarias y sobre todo la inteligencia, habla de que ésa, y muchas otras acciones que no conocemos, confirman que nuestros políticos cometen, sin empacho, acciones ilegales, inmorales y estúpidas.
Y cuando mi indignación llega al encabronamiento, leo un artículo de Arturo Pérez Reverte (www.perezreverte.com) sobre los políticos y legisladores españoles: ineptos, incultos, ignorantes, flojos, abusivos, pedantes, ostentosos, sin escrúpulos, alejados de la realidad, y me pongo a pensar, ¿cuándo podremos acabar con ellos?
*Médico y escritor
jueves, 11 de marzo de 2010
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