martes, 23 de febrero de 2010

De “naqueces” e hipocresías

Por: Rafael Álvarez Cordero*

Hay personajes políticos que distorsionan la realidad, alejan a los electores y olvidan eso que llamamos principios.

Ver y oír a la señora Sara Palin es un espectáculo inolvidable. Usted la recuerda, estimado lector, como la gobernadora de Alaska que fue invitada a participar en la carrera presidencial de Estados Unidos en plan de candidata a la vicepresidencia en 2008. Sus dislates y errores, sus excentricidades, sus presentaciones en las revistas de moda, los gastos que se hicieron para “vestirla” correctamente, etcétera, fueron la comidilla de la prensa.

Ahora ella vuelve a las andadas y se presentó en un grupo ultraconservador llamado el Club del Té. Su actitud, su discurso y el lenguaje que usó —que podríamos comparar con el de Rafael Acosta Juanito—, mostró que eso que en México llamamos “naqueces” —actitudes de un naco, persona corriente o vulgar— existe en todos lados.

El atractivo del naco no puede pasarse por alto, ya vimos y vivimos la cobertura mediática que tuvo un individuo ignorante que, como Sara Palin, “se la creyó” cuando fue elegido por dedazo para los comicios en la delegación de Iztapalapa y fue entrevistado por los más connotados comunicadores.

El problema es que personajes como ésos distorsionan la política, alejan cada vez más a los políticos de la gente y olvidan lo que se llama principios, que deberían regir la vida política de los pueblos. Pobre del país que hace caso (y eco) de un naco de cualquier color o filiación.

Y frente a la naquez de Palin, que contrasta con la madurez parlamentaria del grupo demócrata del presidente Barack Obama, no puedo ignorar la hipocresía rampante en torno al consumo de tabaco, drogas y alcohol en Estados Unidos.

Fumar es ahora casi un pecado mortal en muchas partes del mundo, lo que es bueno para la salud, pero allá llega a extremos absurdos, como “prohibir que se fume a una distancia de 500 metros de las escuelas”.

Bien, pero, ¿sabía usted que las pot factories, sí, las granjas de cultivo de mariguana en los sótanos de las casas, son toleradas “siempre y cuando estén a más de 500 metros de las escuelas”?

En California se ha aceptado el uso de la mariguana, su comercio no es controlado y, mientras prohíben el alcohol —mi nieto de 16 años no puede disfrutar conmigo una copa de vino tinto so pena de arresto y cárcel—, la mariguana puede ser comprada y disfrutada aun en un recinto escolar.

Esa hipocresía, producto de intereses inconfesables en las empresas, del disimulo y las mentiras en las leyes, así como de una falta total de interés por la vida de los estadunidenses, es difícil de entender. Y mientras aquí vivimos una guerra a causa de las drogas, con violencia y muerte por esas luchas entre grupos de traficantes, allá no pasa nada, y los narcotraficantes sólo son aprehendidos en las series de televisión.

Y al regresar a mi México veo que la política nacional no es la de siempre, ahora es peor. La degradación de todos los partidos políticos, las mentiras acumuladas, las declaraciones vacías, contrastan con la decisión del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien, en un acto de congruencia, renuncia a un partido que ha renunciado a sus principios.



*Médico y escritor

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