viernes, 4 de junio de 2010

¿Tú les crees? II

Por Rafael Álvarez Cordero*


El problema de la obesidad en México es muy grave y se necesita, no sólo que las autoridades tomen cartas en el asunto, sino que todos hagamos algo al respecto.

Para la familia del joven cirujano
Enrique Tirado Zataráin, una más
de las 22 mil familias enlutadas
en este sexenio.

El secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, y el de Educación, Alonso Lujambio, presentaron el anteproyecto de Lineamientos Generales para el Expendio y Distribución de Alimentos y Bebidas en los Establecimientos de Consumo Escolar. ¿Tú les crees?

¡Pues más vale que les creas!, porque el asunto es de una importancia tal que van de por medio tu salud y tu vida.

El doctor Córdova habló de la obesidad y sus consecuencias, de los gastos monumentales que deberá hacer la Secretaría. Pero a mí no me interesan las estadísticas, sino saber qué vas a hacer tú, estimado lector, que engordaste y ya no puedes hacer más hoyos al cinturón, te fatigas cada día más, vas a sufrir hipertensión o un infarto del miocardio, o diabetes, impotencia sexual, ceguera, te cortarán los dedos de los pies o el pie completo, y vivirás miserablemente unos cuantos años.

Y lo mismo te pregunto a ti, ama de casa que subiste 20 kilos en cada embarazo. Tu obesidad no es mala porque la ropa no te quede, te lastimen las pantis o no quieras ir a la playa; es mala porque puedes tener un infarto —primera causa de muerte en la mujer— o diabetes con sus consecuencias, cáncer del seno o de los ovarios.

Y qué decir de sus hijos, que si siguen subiendo de peso sufrirán hipertensión, diabetes, muchas complicaciones y podrán morir antes de llegar a la edad adulta.

¡Más vale que les crean! Alonso Lujambio señaló que se hará lo posible por crear una verdadera educación para la salud, tener agua potable en las escuelas y regular la venta de alimentos chatarra, pero también dijo que el asunto va más allá de la escuela, porque las enseñanzas comienzan en casa.

¡Y tiene razón! Porque tú, mamá, eres la que compras y, si adquieres chatarra, tus hijos la comerán y, si cocinas con grandes cantidades de azúcar y de grasas, tus hijos van a engordar y si los consientes en todo lo que pidan serán obesos y van a morir jóvenes.

Y tú, papá, no tendrás autoridad para exigir que “coman frutas y verduras” mientras estés apoltronado en el sofá viendo la televisión, bebiendo cervezas y comiendo papas.

La obesidad comienza en casa, y es bueno que las autoridades de Salud y las de Educación hayan decidido —por fin— unir sus esfuerzos para combatirla. Pero ellos no podrán solos contra la voracidad de las compañías productoras y distribuidoras de alimentos, que intentan bloquear las iniciativas de salud. Y tampoco podrán solos contra tu indolencia y la de tus familiares.

Y, por favor, no pienses que hay que prestar atención al tema sólo porque está “de moda”. La obesidad no es un juego, más vale que les creamos a las autoridades.

He criticado a la Secretaría de Salud por su falta de previsión en cuanto a epidemias desde 2008, y a la de Educación por su entreguismo y sumisión a la maestra Gordillo, pero, en este asunto de la obesidad, ellos tienen la razón, porque tu vida y la de los tuyos están de por medio.

*Médico y escritor

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